Todos soñamos varias veces mientras dormimos, nos acordemos o no al despertar, puesto que soñar es una experiencia universal. Los sueños nos ayudan a procesar la información que guarda nuestro cerebro, sobre todo a un nivel emocional, pues nunca mienten sobre nuestros sentimientos.
Los sueños se pueden clasificar en:
Sueños fronterizos: son aquellos que se tienen en los momentos antes de perder la conciencia y dormirnos, normalmente están relacionados con las actividades que se hacen durante el día.
Sueños de reajuste: se producen a causa de agentes físicos externos, como golpes, roces o incluso calor excesivo. Por ejemplo, muchas veces se sueña que corremos pero que no se puede avanzar y cuando nos despertamos vemos que tenemos las piernas enredadas en las sábanas.
Sueños de satisfacción: son los sueños en que se ven realizados los deseos que tenemos en la vida real, nos dan lo que la vida en la realidad nos niega. Un ejemplo es el de la persona que sueña con comida cuando acaba de ponerse a dieta.
Sueños de satisfacción intelectual: estos sueños los tienen aquellas personas que están tan absortas en su trabajo que, aunque duerman, su subconsciente sigue trabajando y son altamente creativos puesto que durante ese tiempo surgen ideas que después pueden aplicar a su trabajo.
Sueños premonitorios: son mensajes que no afectan al pasado sino que pueden prevenirnos de algún peligro o nos ayudan para alcanzar el éxito en alguna empresa.
Sueños lúcidos: son aquellos en los que nos damos cuenta de que estamos soñando y podemos cambiar el curso de los acontecimientos a nuestro antojo.
: son el último recurso que utiliza nuestro inconsciente para mostrarnos algo no reconocido en nosotros mismos pero que necesitamos comprender.
A lo largo de la Historia los seres humanos se han preguntado cual era el significado de sus sueños, pero pocos han sido los que eran capaces de descifrarlos. Cuando alguien quería saber qué significaba el sueño que había tenido, debía recurrir a otra persona para que se lo interpretara, persona que no siempre era conocida o estaba a su alcance, por lo que el sueño quedaba sin interpretación.
Los sueños no tienen el lenguaje que usamos cotidianamente cuando estamos despiertos sino un lenguaje mucho más sutil aunque más efectivo, puesto que es el mismo lenguaje que usa nuestra mente subconsciente en todo momento, estemos despiertos o dormidos.
FUENTE: http://www.tarotistas.com/
Los sueños se pueden clasificar en:
Sueños fronterizos: son aquellos que se tienen en los momentos antes de perder la conciencia y dormirnos, normalmente están relacionados con las actividades que se hacen durante el día.
Sueños de reajuste: se producen a causa de agentes físicos externos, como golpes, roces o incluso calor excesivo. Por ejemplo, muchas veces se sueña que corremos pero que no se puede avanzar y cuando nos despertamos vemos que tenemos las piernas enredadas en las sábanas.
Sueños de satisfacción: son los sueños en que se ven realizados los deseos que tenemos en la vida real, nos dan lo que la vida en la realidad nos niega. Un ejemplo es el de la persona que sueña con comida cuando acaba de ponerse a dieta.
Sueños de satisfacción intelectual: estos sueños los tienen aquellas personas que están tan absortas en su trabajo que, aunque duerman, su subconsciente sigue trabajando y son altamente creativos puesto que durante ese tiempo surgen ideas que después pueden aplicar a su trabajo.
Sueños premonitorios: son mensajes que no afectan al pasado sino que pueden prevenirnos de algún peligro o nos ayudan para alcanzar el éxito en alguna empresa.
Sueños lúcidos: son aquellos en los que nos damos cuenta de que estamos soñando y podemos cambiar el curso de los acontecimientos a nuestro antojo.
: son el último recurso que utiliza nuestro inconsciente para mostrarnos algo no reconocido en nosotros mismos pero que necesitamos comprender.
A lo largo de la Historia los seres humanos se han preguntado cual era el significado de sus sueños, pero pocos han sido los que eran capaces de descifrarlos. Cuando alguien quería saber qué significaba el sueño que había tenido, debía recurrir a otra persona para que se lo interpretara, persona que no siempre era conocida o estaba a su alcance, por lo que el sueño quedaba sin interpretación.
Los sueños no tienen el lenguaje que usamos cotidianamente cuando estamos despiertos sino un lenguaje mucho más sutil aunque más efectivo, puesto que es el mismo lenguaje que usa nuestra mente subconsciente en todo momento, estemos despiertos o dormidos.
FUENTE: http://www.tarotistas.com/
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